Reseña del "El Diario Montañes" (27/Julio/2011) |
En dos hogares de Cantabria la última crono del Tour se vivió de forma especial. Con la tensión en las piernas que simula lo que se ve por televisión. Como si ellos la estuvieran corriendo. Y es que la lucha contra el crono del futuro tiene acento regional. Álvaro Trueba y Mario González son dos de los mejores especialistas de este país. El primero, en edad junior, ya sabe lo que es ser campeón de España cadete y el segundo se colgó la medalla de oro en los nacionales de las categorías cadete, junior y, este año, sub-23, siendo el primer corredor que consigue este último galardón como un debutante. «Es como todo. Hay que entrenarlo, pero también habrá que tener cualidades», asegura el pequeño de los protagonistas para explicar si para la lucha contra el crono 'se nace o se hace'. «De momento somos jóvenes», replica el mayor.
Trueba, cuyo apellido lo dice todo en cuanto a ciclismo (padre, abuelo, tíos...) es el actual campeón de Cantabria. Lo fue de España en 2009, disputó los Juegos Olímpicos de la Juventud en Singapur (único español) y lleva tres concentraciones con las selección española. El caso de Mario es parecido. Lo ha ganado todo a nivel regional y nacional. Ambos estuvieron la semana pasada representando a España en el Campeonato de Europa. Son el futuro, pero no tienen prisa. «Paciencia. En casa me dan consejos, pero hasta ahora el ciclismo me ha divertido. A partir del año que viene habrá que tomárselo más en serio», indica Álvaro. «Estoy a gusto dónde estoy, el equipo (Cueva El Soplao) me trata muy bien y me enseña. Estoy contento y con muchas ganas de seguir progresando», añade Mario.
Los dos chavales tienen claro lo que quieren. Kilómetros y bicicletas están en su punto de mira. «Sé que es muy duro, pero es mi ilusión», cuenta Trueba, mientras su compañero le pone al sueño un punto de madurez: «Sigo estudiando por si acaso». Ambos comenzaron con 8 o 9 años a dar pedales. Antes, le dieron patadas a un balón o, incluso, como Mario, «jugaba al fútbol y cuando acababa la temporada empezaba a montar en bicicleta». En el caso de Trueba es obvio imaginar por qué se hizo ciclista: «Mi padre y mi familia ha vivido el ciclismo de cerca». Lo de Mario también estaba en casa. «Iba a ver las carreras de mi hermano y me aficioné. Les dije a mis padres que yo también quería correr y así empecé».
A partir de ahí, los dos necesitaron poco tiempo para demostrar que no se equivocaron. Ahora organizan y viven, pese a su juventud, pensando en ruedas y pedales. «Mientras estás en época de clase, entrenas por la tarde, apurando para volver a casa con luz y, luego, sólo bicicleta». «Hay que cuidarse mucho, tener cuidado con la alimentación y entrenar, como todo», indican los dos futuros 'Cancellara'.
«Es muy duro. Hay que entrenarlo. La bici de contrarreloj tiene una postura diferente y hay que adaptarse a ella». Y es que ser especialista tiene sus requisitos. «Lleva un entrenamiento distinto, se hacen series en plano, en subida, para ir forzando. También 'tras moto', pero, en definitiva, si estás bien, andas en cualquier terreno».
Lo cierto es que estos dos 'prototipos' de ciclistas han nacido con unas condiciones innatas que, a golpe de pedal y sacrificio, están moldeando. Este año ambos han ganado las que han corrido a excepción del Europeo en tierras italianas. La exigencia allí fue enorme. «Nunca había hecho una contrarreloj tan larga. 25 kilómetros muy duros y, además, al final había una subida de quitar todo el desarrollo. Se hizo muy dura y con el calor fue terrible», rememora el pequeño de los ciclistas. A Mario no le salió mal y acabó décimo. «Contento, porque estaban los mejores».
Los sacrificios
Apenas tienen años para votar y ya conocen lo que es privarse de muchas cosas. Sacrificarse por una causa. El ciclismo no perdona y la contrarreloj es sinónimo de soledad. «Mis amigos me dicen que estoy loco, pero saben que esto de la bici es así», cuenta Trueba. Dormir, descansar, cuidarse, entrenar... «vamos poco a la playa, la verdad», añaden los dos entre risas.
Son cosas del ciclismo. Como las reprimendas continuas que las madres y abuelas les echan por su extremada delgadez. «Siempre me dicen que coma más, que estoy muy delgado», explica Mario. Álvaro para esto tiene su propia versión: «Yo como de todo, aunque todo aquel que quiera ser ciclista sabe lo que le viene bien». Y, por supuesto, siempre controlados por el médico y con la salud intacta.
Luchar contra las manecillas de un reloj. Derrotar a las centésimas. Llegar en cabeza a un futuro que corre como los segundos que tratan de rebajar día a día. Fabian Cancellara tiene sucesores. La pista del suizo la siguen dos 'paisanos' montados en la 'cabra'.